No me importa si llueve. Siempre llueve, fuera o dentro. Me embarga una sensación de saciedad que solo puede ser la consecuencia de haberlo perdido todo y se que nunca voy a volver a sentir lo mismo mientras este fascinado por este mundo. Puedo distenderme entonces sobre esta estupida silla,-fumarme un cigarrillo si no hubiera dejado-, pensar que la marea de este cosmos me lleva junto con el resto de su porquería hacia la deriva en la oscuridad infinita de dios, o donde sea que hayamos sido inoculados; y a la vez estar tan calmo como para no pensar en nada, ya que medusa ha sido vencida, la cabeza de esta putrida cultura visual acaba de caer a manos de este héroe anonimo que puede bien llamarse fracaso. La ilusión del mundo, maya, la telaraña mental de ser humano, ha sido desbaratada por la derrota, por que mas sino se resignaría alguien a la verdad?
La luz resurge instantáneamente como una ráfaga ambarina, cálida, molesta si se quiere. El sol atraviesa las nubes y la humedad de la pasada tormenta y lo hierve todo en un caldo de cultivo donde la mente se anega y se adormece antes de sucumbir a la realidad sin ninguna resistencia. Me arrellano en el balcón de mi conciencia y dejo que otra vez me sofoque la presencia del no-yo, otra clase de alivio, claro. Estoy fascinado con la verdad...
Pero tan solo eso alcanzó para volverme a la trampa emocional de esta dimensión: un rayo de luz a través del huevo celeste. Con un mínimo esfuerzo, la creación impone su juego sobre mi nimia alma. Qué débil y predispuesto es a creer el espíritu del hombre! Tal parece que en mis huesos supiera que no hay salida de este sitio.

2 comentarios:

Txus dijo...

un post apropiadisimo para el clima que nos acompaño durante las anteriores 2 semanas...
solo puedo acotar que ciertamente no podemos saber si hay salida cuando ni siquiera podemos saber si estamos en algún lado...


saludos!

Anónimo dijo...

locuraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa